Vichama. Sorprendentes hallazgos arqueológicos. A sólo 5 minutos de Huacho se encuentra Végueta y su nuevo circuito arqueológico de Vichama, el “puerto” de Caral. Fotos.
Texto y fotos: Roberto Ochoa B.
Huacho está tan cerca a la metrópoli que ya parece el distrito más lejano del “cono norte”. Será por eso que cuando pasamos por Huacho, siguiendo la nueva Panamericana Norte, sentimos esa sensación de que el viaje está por empezar.
Pero bastan cinco minutos de recorrido y nos damos con el cartel de “Végueta” ubicado al lado de la autopista, y que nos hace voltear la mirada hacia el mar para contemplar un morro sobre un poblado bien caleta, rodeado de campos de cultivo y con una isla guanera situada frente a sus ventanas.
Debo reconocer que en todos estos años de viajes por el norte de Lima, Végueta siempre fue sólo ese anuncio en la carretera.
Pero esta vez ya existe un motivo más que suficiente para detener el auto y visitar Végueta: el nuevo circuito arqueológico de Vichama, vinculado a la antiquísima metrópoli de Caral y que sigue sorprendiendo a los arqueólogos por el hallazgo de enormes “shicras” (canastas elaboradas con totora, carrizo, junco y otras fibras vegetales) que fueron utilizadas como columnas con propiedades antisísmicas.
Hoy en día sólo he visto en las alturas de Huarochirí a contadas artesanas que elaboran shicras con maguey y con capacidad de cargar hasta 50 kilos. Muy semejantes a las que aparecen en la iconografía moche.
Pero nunca había visto estas “megashicras” repletas de tierra y piedras, que sirvieron para sostener los enormes muros de piedra de las construcciones que se vienen desenterrando en el morro de Végueta.
A diferencia de otros circuitos arqueológicos, en Vichama los visitantes pueden tener como guías a los entusiastas arqueólogos sanmarquinos dirigidospor Ruth Shady, o a los pobladores que apoyan en las tareas de recuperación y restauración del enorme yacimiento arqueológico.
Y no sería una novedad si en pleno recorrido se dan con un nuevo hallazgo.
Hace unos días fue descubierta una huanca (“piedra sagrada”) pintada con una Luna en cuarto creciente y una estrella que podría ser el Sol. Pero la joya de la corona es una mano en altorrelieve portando un arma (similar a un cuchillo) que sobresale en unos de los muros perimetrales de Vichama. Lo mejor es que se trata de un circuito bien definido con camino de grava e infografías reconstructivas para ilustrar a los visitantes.
El circuito termina en un mirador desde donde se contemplan los campos de cultivo (la zona es uno de los epicentros de productos lácteos de todo el Perú), las playas vecinas y la próxima isla guanera.
Por si fuera poco, en el local municipal se instaló un sorprendente museo donde se exhiben algunos de los hallazgos, como ofrendas de cerámica y las enormes shicras perfectamente conservadas.
El museo forma parte del entusiasta apoyo otorgado por el alcalde José Li, cuya gestión está empeñada en hacer de Végueta algo más que un simple cartel sobre la nueva Panamericana Norte.
Texto y fotos: Roberto Ochoa B.
Huacho está tan cerca a la metrópoli que ya parece el distrito más lejano del “cono norte”. Será por eso que cuando pasamos por Huacho, siguiendo la nueva Panamericana Norte, sentimos esa sensación de que el viaje está por empezar.
Pero bastan cinco minutos de recorrido y nos damos con el cartel de “Végueta” ubicado al lado de la autopista, y que nos hace voltear la mirada hacia el mar para contemplar un morro sobre un poblado bien caleta, rodeado de campos de cultivo y con una isla guanera situada frente a sus ventanas.
Debo reconocer que en todos estos años de viajes por el norte de Lima, Végueta siempre fue sólo ese anuncio en la carretera.
Pero esta vez ya existe un motivo más que suficiente para detener el auto y visitar Végueta: el nuevo circuito arqueológico de Vichama, vinculado a la antiquísima metrópoli de Caral y que sigue sorprendiendo a los arqueólogos por el hallazgo de enormes “shicras” (canastas elaboradas con totora, carrizo, junco y otras fibras vegetales) que fueron utilizadas como columnas con propiedades antisísmicas.
Hoy en día sólo he visto en las alturas de Huarochirí a contadas artesanas que elaboran shicras con maguey y con capacidad de cargar hasta 50 kilos. Muy semejantes a las que aparecen en la iconografía moche.
Pero nunca había visto estas “megashicras” repletas de tierra y piedras, que sirvieron para sostener los enormes muros de piedra de las construcciones que se vienen desenterrando en el morro de Végueta.
A diferencia de otros circuitos arqueológicos, en Vichama los visitantes pueden tener como guías a los entusiastas arqueólogos sanmarquinos dirigidospor Ruth Shady, o a los pobladores que apoyan en las tareas de recuperación y restauración del enorme yacimiento arqueológico.
Y no sería una novedad si en pleno recorrido se dan con un nuevo hallazgo.
Hace unos días fue descubierta una huanca (“piedra sagrada”) pintada con una Luna en cuarto creciente y una estrella que podría ser el Sol. Pero la joya de la corona es una mano en altorrelieve portando un arma (similar a un cuchillo) que sobresale en unos de los muros perimetrales de Vichama. Lo mejor es que se trata de un circuito bien definido con camino de grava e infografías reconstructivas para ilustrar a los visitantes.
El circuito termina en un mirador desde donde se contemplan los campos de cultivo (la zona es uno de los epicentros de productos lácteos de todo el Perú), las playas vecinas y la próxima isla guanera.
Por si fuera poco, en el local municipal se instaló un sorprendente museo donde se exhiben algunos de los hallazgos, como ofrendas de cerámica y las enormes shicras perfectamente conservadas.
El museo forma parte del entusiasta apoyo otorgado por el alcalde José Li, cuya gestión está empeñada en hacer de Végueta algo más que un simple cartel sobre la nueva Panamericana Norte.
Fuente: La República