José Faustino Sánchez Carrión (Huamachuco, Intendencia de Trujillo, 13 de febrero de 1787 - Lurín, Lima, 2 de junio de 1825), fue un precursor independentista e ideólogo político peruano.
Conocido como el “Solitario de Sayán”, tuvo una decisiva actuación en el establecimiento del sistema de gobierno republicano en su país. Fue uno de los redactores de la primera Constitución Política del Perú, de corte liberal. Integró luego la comisión que fue a Guayaquil para invitar a Bolívar al Perú. Fue Secretario o Ministro General de Bolívar, a quien acompañó a lo largo de su campaña victoriosa en suelo peruano, gestionando los recursos necesarios para el Ejército Unido Libertador, que venció en Junín y Ayacucho. Luego fue ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, de 1824 a 1825, y como tal firmó las invitaciones cursadas por Bolívar a los gobiernos americanos para que enviaran sus representantes a un congreso anfictiónico, que sería el Congreso de Panamá. Murió prematuramente, víctima de una enfermedad.
Cuando Bolívar marchó al sur en abril de 1825, dejó el poder político a un Consejo de Gobierno instalado en Lima, en el que Sánchez Carrión era el vicepresidente. Pero no pudo ya ejercer dicho cargo. Agotado por la labor realizada durante la campaña independentista y debilitada su salud, se retiró a la hacienda “Grande” de Lurín, de propiedad de la congregación de los padres del oratorio de San Felipe Neri, donde falleció el 2 de junio de 1825 a los treinta y ocho años de edad. Corrió el rumor de que Bolívar lo mandó envenenar, pero según la autopsia (de la que se conserva sólo un fragmento) que le practicó el médico Cayetano Heredia su muerte se debió a la rotura de un aneurisma que tenía en el hígado. Años más tarde, Ricardo Palma publicó un opúsculo "Monteagudo y Sánchez Carrión", en el que da cuenta de una conversación entre Cayetano Heredia y Manuel Odriozola (Director de la Biblioteca Nacional del Perú) en la que Cayetano Heredia habría afirmado que Sánchez Carrión murió envenenado. El Perú perdió así tan tempranamente a uno de sus hijos ilustres, cuyo talento haría falta en la organización de la naciente República.
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